lunes, 23 de junio de 2008

Mini-cuento II


Durante la dictadura uruguaya (1973 – 1985) miles de detenidos fueron encapuchados y trasladados a los centros de tortura. La capucha se transformó así en uno de los símbolos del terror.
La causticidad de algunos sacerdotes de la iglesia católica, destrozó más almas que las actitudes a las que llaman pecaminosas.


Confesión

La capucha es una noche, padre. El universo invertido. Nos vamos deshaciendo de a poco, muriendo. Con el correr de los días y los golpes el cuerpo desaparece de la conciencia. No hay antes ni después. Nada es seguro, ni aún los propios pensamientos. Se desea la muerte, se pide, se ruega pero no llega. Su presencia dilatada hace más tortuoso el camino. En esa oscuridad no penetra la fe, padre. No hay nada por detrás ni por delante. Deseé la muerte, padre y esa traición a la vida erosiona mi conciencia.

-Reza tres “Avemarías” y tres “Padrenuestros”.

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