martes, 25 de noviembre de 2014

Cuatro por cuatro.

Me pareció jodido dejarlos porque a esa altura de la ruta  no iban a conseguir ayuda. Mientras acomodamos la moto rota en la caja de la camioneta me dijeron que eran mormones, de la iglesia  de no se qué.
-¿Y donde van? - Les pregunté
- Valle Eden – Respondió el más flaco.
- ¡Qué suerte! Yo también voy a Valle Eden. Tengo que entregar esta camioneta que compró ayer el patrón.
- ¡Linda cuatro por cuatro!- Comentó el que iba sobre la ventanilla.
- ¿De donde son?
- De Peralta. – Afirmó el que se había sentado en el medio.
- Yo de Montevideo. – se apresuró a decir el flaco.
- ¿Y que andan haciendo por acá?
- Robando camionetas cuatro por cuatro.- Dijo el rubio largando la risa. Yo también me reí pero me puse un poco nervioso.

Sentí el caño de una 45 en mis costillas.
- Pará y bajate sin hacer nada raro. ¡No te hagas el gil que no te va a pasar nada!- Me amenazó el flaco. De nada sirvió que les dijera que tengo cinco hijos y que con esto me iban a echar,  que con mi gordura y cincuenta años no me dan laburo en cualquier lado…             
- Dios te compensará – Interrumpió el que me tenía apuntado con el caño.           
- Lo que precises pide que dios te lo dará.- Afirmó el otro haciendo una seña hacia el cielo.

La camioneta desapareció rápido de la vista y yo comencé a caminar con la esperanza de que pasara alguíen.
Camine como un kilómetro y aunque no soy muy creyente fui pidiéndole a dios que se apiadara de mi.
Y así lo hizo medio kilómetro mas adelante.

El parador  “Eustaquio” no es muy grande pero tiene de todo. Estaba cansado por la caminata y tenía hambre así que antes que nada decidí reponer energía. Pedí una milanesa Napolitana y una cervecita de a litro. La sed me hizo repetir el pedido de cerveza un par de veces y para bajarlas otra milanesa. De postre comí dos “Chajà”, un helado y un café.

Cuando fui a pagar me di cuenta que la billetera y todos los documentos habían quedado en la cuatro por cuatro. Repetí un par de veces el pedido a dios, pero no. Eso es todo. ¿Me puedo ir señor comisario?