Hoy me quedaré quieto por un instante infinitamente pequeño. En el lapso de inmovilidad me ordenarás que de cuenta de lo hecho contigo y me preguntarás que haré más adelante.
En ese relámpago de tu conciencia, tus ojos estarán mirando como el cielo se inunda de estrellitas coloridas que se abren en racimos luminosos, pero tus pensamientos estarán escudriñándome.
Querrás saber cual es la razón por la que solo me dejo ver en una arruga más de tu rostro o por que te he coronado de hebras plateadas que bajan por tu sien; por que lentecí tu andar y he serenado tu espíritu.
Te responderé con las caritas alegres y llenas de admiración de tus nietos, el brindis de los amigos, los abrazos de tus hijos y el beso enamorado de tu esposa, antes de retomar la marcha con el nuevo nombre que me has dado: Dos mil ocho.
En ese relámpago de tu conciencia, tus ojos estarán mirando como el cielo se inunda de estrellitas coloridas que se abren en racimos luminosos, pero tus pensamientos estarán escudriñándome.
Querrás saber cual es la razón por la que solo me dejo ver en una arruga más de tu rostro o por que te he coronado de hebras plateadas que bajan por tu sien; por que lentecí tu andar y he serenado tu espíritu.
Te responderé con las caritas alegres y llenas de admiración de tus nietos, el brindis de los amigos, los abrazos de tus hijos y el beso enamorado de tu esposa, antes de retomar la marcha con el nuevo nombre que me has dado: Dos mil ocho.
Santiago Possamay. Mini-cuento creado para los amigos como "postal" de año nuevo.
31 de diciembre 2007
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